Querido Emilio, como recuerdo aquel día. Fue hace aproximadamente un año. Una compañera de WAS y yo teníamos una reunión por zoom con alguien de AFI a quien tú aprecias bien y apareciste de pronto detrás de su pantalla. Pusiste tu mano en su hombro y te asomaste a nuestra reunión. Dijiste alguna broma, cercano, sencillo; y no recuerdo la frase, pero recuerdo bien las sonrisas. Y entre esas sonrisas te conté sobre WAS y como nos gustaría contar con tu apoyo. Te conté cómo te admirábamos y que desde hacía tiempo pensábamos en cómo proponerte ser miembro de nuestro Consejo Asesor. Y así es la magia, porque, al final la propuesta fue de aquella forma casual, sencilla y entre bromas. Te sonó bien la idea, y nos pediste la documentación para analizarlo y hablarlo después con calma. Y tuvimos aquella conversación sobre WAS y nuestros planes que recuerdo con mucho cariño; y así te uniste a nuestro humilde proyecto. Te admiro por tu profesionalidad, pero también por tus valores, tu humildad, tu generosidad y tu altruismo. En este tiempo desde que te has ido muchos anhelamos lo que se nos quedó pendiente. A nosotras se nos quedaron pendientes proyectos e ideas para WAS y también ese café que habíamos fijado para la primera semana de septiembre. Y ya no estás. Y en lugar de ese café, hoy vamos a brindar por ti. Lanzo con toda la comunidad WAS, nuestras socias, nuestro Consejo Asesor y todos los amigos de WAS, un brindis por ti, en agradecimiento por todo lo que nos has dado y deseando que tu huella inmensa siga presente. Muchas gracias Emilio.