Resulta difícil imaginar la vida personal y profesional sin los plásticos. Son ligeros, duraderos, baratos y funcionales, aplicados en multitud de tecnologías sostenibles como, por ejemplo: los paneles solares, el vehículo eléctrico y en la salud. Estos materiales superan a muchos otros en una amplia gama de aplicaciones.

Sin embargo, al mismo tiempo, uno de los grandes retos medioambientales actuales se centra precisamente en el tratamiento de los residuos plásticos, en promover la economía circular con un modelo de sistema cerrado que promueva su reutilización, generando valor a partir de los residuos y evitando enviar los plásticos recuperables a los vertederos.

Los residuos plásticos son un recurso valioso que puede ser utilizado para producir nuevas materias primas plásticas, fabricar nuevos productos, o para generar energía cuando el reciclaje no es viable. Se trata de valorar los residuos de plástico como un recurso.

La legislación es clara y fija unos objetivos de reciclabilidad del plástico desde hace unos años. El 2020 ha supuesto un año clave por la publicación del Pacto Verde para Europa y un nuevo Plan de Economía Circular donde se pone el foco en el plástico de forma transversal. Por su parte, el Gobierno Español, el Ministerio de Transición Ecológica, publicaba la Estrategia Española de Economía Circular 2030. Ambos documentos, ponían el foco en una serie de sectores prioritarios, el industrial y el de los plásticos. La Circular Plastics Alliance (CPA), creada en 2018 por la Comisión Europea como una plataforma para que la industria cumpla con la economía circular para los plásticos, tiene como objetivo con su plan de trabajo, alcanzar los 10 millones de toneladas de materiales plásticos reciclados en productos y embalajes comercializados en el mercado europeo cada año para 2025. Según su último informe, 5,2 millones de toneladas de plástico reciclado regresaron al flujo de productos de la UE cada año, entre 2016 y 2019, lo que representa tan solo la mitad del objetivo establecido para 2025.

En la actualidad, se opta por el reciclaje mecánico, en el que los plásticos se clasifican, se funden y se vuelven a moldear para crear principalmente productos de plástico de menor calidad. Las duras condiciones que conlleva cada vez que se recicla una pieza de plástico, hace que sus propiedades de rendimiento se vean afectadas negativamente. Esto limita el número de veces que se puede reciclar una pieza de plástico.

En este contexto, el reciclado químico se posiciona como una tecnología de gran proyección y necesaria para poder cumplir con los ambiciosos objetivos fijados por la Unión Europa en cuanto a tasas de plástico reciclado.

Dada la diversidad de usos de los plásticos en la sociedad, no es posible adoptar una solución única para para los plásticos en su conjunto Se necesitan estrategias de reciclaje diversas y adaptadas en función del tipo de plástico. Sin embargo, las operaciones de reciclaje químico a escala comercial están ya funcionando. Son una oportunidad ya que permiten descomponerlos en sus materiales de origen, conservando intactas sus propiedades y usarse para producir nuevos productos de mismo valor o incluso con un valor añadido. De esta manera, los plásticos reciclados utilizando esta vía, permiten su reutilización tantas veces como se quiera. El reto consiste en conseguirlo de forma sostenible y económica a gran escala.

Recientemente manifestaba en “Corresponsables” Carles Navarro, Director General de Basf para España y Portugal, su apuesta por el reciclaje químico, “Con el reciclaje químico estamos combatiendo dos problemas: primero la abundancia de residuos plásticos sin tratar en el medio ambiente y, por otro lado, estamos consiguiendo también reducir la cantidad de materia prima de origen fósil que consumimos en nuestras plantas de producción. Porque, todo lo que viene de esos residuos reduce, la cantidad de materia prima de origen fósil que necesitamos. Por tanto, es una tecnología con muchísimo potencial que estamos convencidos de que se va a seguir expandiendo e implantando en toda Europa y en todo el mundo, porque su contribución es realmente significativa.”

Precisamente también para abordar este reto pusieron en marcha la Start Up POLYKEY, cuyas CEO Andere Basterretxea y Coralie Jehanno CSO son mujeres científicas comprometidas por apostar por el reciclaje químico como oportunidad para potenciar la circularidad de los plásticos. Se trata de una Start Up adherida a la IUPAC: Emerging Technologies in chemistry with the potential to make our planet more sustainable.

Según comenta Coralie Jehanno, CSO de POLYKEY, “Hemos desarrollado un proceso sostenible único para reciclar el policarbonato de uso común que se puede encontrar en varias aplicaciones, desde nuestros móviles o portátiles hasta los edificios o materiales de uso único en los hospitales.

Gracias a una reacción simple y versátil, podemos sintetizar diferentes carbonatos cíclicos, una familia de moléculas de alto valor añadido que se usan como material de partida para una amplia gama de aplicaciones de alto valor añadido que incluyen almacenamiento de energía, materiales biomédicos, o la síntesis de poliuretano libre de fosgeno. El reciclaje químico ofrece la posibilidad de transformar el modo lineal actual de consumo de plásticos en un modelo de economía circular”.

Esta Start Up, además está involucrada como coordinador del proyecto innovador NATURE de Horizonte 2020 de la Unión Europea, con un ambicioso proyecto, de formación en investigación a la vanguardia de la economía circular de los poliésteres derivados de recursos sostenibles. El proyecto permitirá dar empleo a cuatro investigadores, para trabajar sobre la síntesis de embalajes innovadores derivados de la biomasa, donde los materiales se diseñan teniendo en cuenta tanto sus prestaciones como su reciclabilidad.

El Reciclado Químico de Plásticos es una novedosa y prometedora tecnología que complementa al tradicional reciclado mecánico para reciclar un mayor volumen de residuos plásticos. En el futuro, esperamos que nuevas tecnologías de reciclaje químico permitirán el reciclaje de plásticos que hoy son difíciles de reciclar, como las películas finas, los materiales con colorantes problemáticos y las mezclas complejas de plásticos.

Se hace patente, más que nunca, la necesidad de una apuesta clara y decidida por la I+D+i para alcanzar estos propósitos legales, medioambientales y económicos.  En el marco de una colaboración público-privada, entre administraciones, empresas, centros tecnológicos y de investigación, es donde surgirán soluciones innovadoras que permitan avanzar en la reciclabilidad de los plásticos.

Idoia Azaldegui,  General Manager de POLYMAT y Socia de WAS