La ciudad es un territorio inabarcable y complejo y a la hora de hablar de ella es difícil establecer un punto de arranque. En los debates urbanos la perspectiva y el marco para entender la ciudad nos la proporciona un libro, habitualmente un ensayo de temática urbana, social, un tratado sobre el arte o la filosofía. Nuestros debates nacen como un maridaje de lectura reflexiva y la pasión por diferentes aspectos de la vida urbana, a veces tan poco evidentes como la ética o la belleza.
¿Quiénes promovemos los debates urbanos? Somos Magda Plocikiewicz y Jorge Ponce, ambos coordinadores de Club de Lecturas, una comunidad hispanoparlante que se reúne cada sábado online para compartir un debate moderado y la lectura crítica conjunta de un libro. Tanto el Club de Lecturas, como los debates urbanos tienen por objetivo construir una comunidad cuyo lema es el pensamiento crítico, el diálogo abierto, la curiosidad y el aprendizaje continuo.

¿Qué temas tratamos? En los debates urbanos hacemos el ejercicio de llevar la mirada más allá de los conocimientos técnicos, áreas de expertise y tendencias. Ejemplo de ello un debate sobre ciudades felices con la participación de la presidente de WAS, Mónica Chao. ¿La ciudad nos puede proporcionar o conducir hacia la felicidad?

Ilustración: Marina Marisma
¿Cuáles son los paradigmas éticos que subyacen las ciudades? En este debate, dedicado a la ética de la ciudad, charlamos con Eduardo Infante sobre el verdadero significado e importancia de la palabra “ciudadano”. El amor por la ciudad nace en contacto con su belleza, lo comentamos con Anna Gener en la sesión titulada “Belleza y ciudad”. La belleza, tanto natural, como artística y finalmente urbana, es uno de los elementos constituyentes de nuestra identidad, ya que crea el sentido de pertenencia al lugar. Y si miramos la belleza desde la perspectiva platónica o clásica, es uno de los pilares de la ética, junto con el bien y la verdad. Este sentimiento de apego y amor por el lugar Carlos Moreno define como la topofilia, y es imprescindible para crear un entorno en el cual queremos permanecer. La topofilia y el cronourbanismo, una redefinición de ritmos vitales que transcurren en el espacio urbano, son los dos conceptos claves de la ciudad de 15 minutos, un nuevo modelo urbano que hemos comentado con Carlos en nuestro último debate. La ciudad de proximidad está en pleno auge ahora, aunque si tomamos un poco de perspectiva histórica es un evidente retorno a lo que eran las ciudades antes de la explosión de automóvil, máquina que nos ha impuesto largas distancias y largos tiempos, tiempos perdidos y frustrantes. Jane Jacobs apelaba, ya en los años 60-ta, para regresar a la vecindad, tejer las redes sociales del barrio como garantes de la seguridad y el bienestar ciudadano. “La abuela de nuevo urbanismo” concebía la ciudad como un conjunto de barrios autogestionados, donde muchos pares de ojos aseguraban la vida tranquila y placentera, donde en el entorno del barrio había diversidad: de usos, de perfiles sociales y hasta de la estética de los edificios. La revolucionaria y ¿utópica? propuesta de Jacobs la comentamos con la autora del prólogo de su libro “Muerte y vida de las grandes ciudades”- Zaida Muxí. Ridiculizada en su época como “remedios caseros”, la reflexión de Jacobs regresa con fuerza en la propuesta urbana de Jan Gehl . El libro de Gehl “Ciudades para la gente” la debatimos con Jorge Alonso descifrando los códigos de comportamiento humano que configuran la ciudad. En la ciudad a escala humana la gente va donde hay otra gente, donde la escala es la del alcance humano y donde el ritmo es el del peatón, o como máximo la persona que va en bicicleta.

Ilustración: Marina Marisma
El diseño urbano refleja nuestras pautas de comportamiento y por lo tanto comporta sesgos, es decir es más favorable hacia unos colectivos y más perjudicial hacia los otros. A la ciudad le falta la perspectiva de género, la mirada infantil, la sincronización con el ritmo de vida de la gente grande. “Envejecer en la ciudad” va a ser nuestro siguiente debate, dónde iremos de mano de la reflexión filosófica de Martha Nussbaum de su libro “Envejecer con sentido”.
Dicho todo esto, que sería una reflexión si no pusiésemos en duda sus, aparentemente incuestionables, principios. Todos los aspectos arriba mencionados pueden llevar a pensar que hay una vía de moldear nuestros ritmos vitales, principios éticos y comportamientos a través del diseño urbano. ¿Sin embargo, es verdaderamente el diseño urbano una piedra filosofal que prescribe la vida feliz? Sería un tema para largo y extenso debate.